La Nieta no es una marca
Al menos, no es solo eso.
Es abarcar menos para ser más libre en mis decisiones.
Decrecer por un lado para ensancharme por otro. Para elegir dónde, cómo y para quién trabajar.
Es volver a mi casa, a mi gente pequeña. Es centrarme en maternar y en disfrutar.
Es dejar de lado las prisas, las cantidades, las rebajas, la urgencia y todo aquello que se encamina únicamente a ganar mucho a costa de todos.
Por eso La Nieta no tiene rebajas, no participa en campañas de Black Friday, ni hace campañas navideñas. Hago producciones limitadas de piezas únicas, tejidas con mucho amor y cuidadas hasta el último detalle. Y cuando se agotan, paso a otra cosa.
Tampoco hago envíos gratuitos, por algo tan simple como que los envíos cuestan dinero. Los costes de mis productos son la suma de los costes del material utilizado, mi jornada laboral, la paquetería y el envío.
Una producción responsable para una compra meditada
Para que un proyecto sea sostenible, honesto en lo que ofrece, debemos serlo todas. Comprar menos pero mejor. Elegir lo que consumimos con cuidado, con-sumo cuidado, buscando sostenibilidad, calidad y honestidad.
Por eso, en La Nieta:
– Toda la producción se hace bajo criterios de respeto a las personas y al planeta.
– Se crea y se produce artesanalmente, para que cada producto sea único, de calidad y se pueda rastrear desde su origen.
– Se usan materias primas ecológicas, obtenidas en procesos respetuosos con el medio ambiente, teñidas con tintes naturales o inocuos.
– Se respetan los costes del trabajo, los tiempos y las necesidades de todas las personas involucradas.
– Se diseña para durar mucho tiempo, temporada tras temporada. ¡No hace falta cambiar de prenda cada invierno!
– Se compra a proveedores locales que comparten mi filosofía para contribuir al desarrollo local.
– Y se crean prendas fáciles de arreglar y que finalmente, se pueden reciclar o reutilizar.